Obituary of Gilberto Hernandez

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HERNANDEZ, Gilberto, 83, of Tampa, Florida passed away on August 29, 2019 surrounded by his loving family. He was born in Havana, Cuba and came to the United States to escape communism and become an American citizen on April 17, 1962. Gilberto lived an extraordinary life. During his time in Cuba, he attended college and acquired many skills. He was an electrician, a plumber, a construction worker, and was even the driver of his own bus route. It was while driving this route that he first laid eyes on the love of his life and made the decision to court her. Growing up, his family was one of the few in his pueblo that were wealthy enough to own a car and the house he lived in was a house he and his siblings built themselves from the ground up. From the time he left Cuba and arrived in New York, he worked incredibly hard to build a life for his devoted wife, Miriam and the four children they would raise together. He spoke very little English and had nothing but the clothes on his back and a few dollars in his pocket. Regardless, Gilberto worked tirelessly to prepare for when his wife would join him in New York. He became a jack of all trades and had many occupations which included, but were not limited to, taxi driver, maintenance worker in a factory, and managing his own convenience store. He adamantly strived to teach his children the value of a dollar and how to be business minded as they were growing up. It was never a rare occurrence to catch him surfing the web on his desktop computer, browsing the white pages for houses or businesses, and dreaming of the work he could put into them. Gilberto was a conservative man who was passionate in his morals and values, loved discussing politics (with both willing and unwilling participants), always had an amazing or funny story to tell, and above all, was a family oriented man with the strongest of family values. He lived and breathed for his wife and children, and his grandchildren were his pride and joy. Gilberto’s family will miss his contagious laugh, his carefree whistling, his beautiful renditions of Nelson Ned songs, the cruises, the family gatherings that were all “happy sanksgeevings”, and the Friday night Uno games. Gilberto is survived by his loving wife of 57 years, Miriam Alvarez Hernandez; his son, Gilbert Hernandez (Marilyn); daughters, Catherine Lazara Hernandez, Miriam Hernandez-Probst (Vincent); and Lisette Ann Mitchell (Karl); sister, Julia Mendez; his grandchildren, Alissa Erin Mitchell, Vincent George Probst IV, KaylaBree Ann Mitchell, Daniel Gilbert Probst, and Gilbert Hernandez III; as well as many relatives in New York. A funeral service will be held at Loyless Funeral Homes on September 4, 2019 at 11:00 am. The family will receive visitors one hour prior to service. Interment will take place at Garden of Memories Cemetery same day at 1:00 pm. In lieu of flowers, the family requests that donations be made to St. Jude’s Children's Hospital in Tampa Florida in Gilberto’s memory.

HERNANDEZ, Gilberto, de 83 años, de Tampa, Florida, falleció el 29 de agosto de 2019 rodeado de su amada familia. Nació en La Habana, Cuba, y vino a los Estados Unidos para escapar del comunismo y convertirse en ciudadano estadounidense el 17 de abril de 1962. Gilberto vivió una vida extraordinaria. Durante su tiempo en Cuba, asistió a la universidad y adquirió muchas habilidades. Era electricista, fontanero, trabajador de la construcción e incluso era el conductor de su propia ruta de autobús. Fue mientras conducía esta ruta que vio por primera vez al amor de su vida y tomó la decisión de cortejarla. Al crecer, su familia era una de las pocas en su pueblo que eran lo suficientemente ricos como para tener un automóvil y la casa en la que vivía era una casa que él y sus hermanos construyeron desde cero. Desde el momento en que dejó Cuba y llegó a Nueva York, trabajó increíblemente duro para construir una vida para su devota esposa, Miriam y los cuatro hijos que criarían juntos. Hablaba muy poco inglés y no tenía nada más que la ropa que llevaba puesta y unos pocos dólares en el bolsillo. De todos modos, Gilberto trabajó incansablemente para prepararse para cuando su esposa se uniría a él en Nueva York. Se convirtió en un gato de todos los oficios y tenía muchas ocupaciones que incluían, entre otras, taxista, trabajador de mantenimiento en una fábrica y administrar su propia tienda de conveniencia. Se esforzó rotundamente por enseñar a sus hijos el valor de un dólar y cómo tener una mentalidad empresarial a medida que crecían. Nunca fue raro verlo navegando por la web en su computadora de escritorio, navegando por las páginas blancas en busca de casas o negocios, y soñando con el trabajo que podía hacer. Gilberto era un hombre conservador apasionado por su moral y valores, le encantaba hablar de política (con participantes dispuestos y no dispuestos), siempre tenía una historia increíble o divertida que contar y, sobre todo, era un hombre orientado a la familia con la familia más fuerte valores. Vivía y respiraba por su esposa e hijos, y sus nietos eran su orgullo y alegría. La familia de Gilberto extrañará su risa contagiosa, su silbido despreocupado, sus bellas interpretaciones de las canciones de Nelson Ned, los cruceros, las reuniones familiares que fueron "happy sanksgeevings" y los juegos de Uno todos los viernes por la noche. A Gilberto le sobreviven su amada esposa de 57 años, Miriam Alvarez Hernández; su hijo, Gilbert Hernández (Marilyn); hijas, Catherine Lazara Hernández, Miriam Hernández-Probst (Vincent); y Lisette Ann Mitchell (Karl); hermana, Julia Mendez; sus nietos, Alissa Erin Mitchell, Vincent George Probst IV, KaylaBree Ann Mitchell, Daniel Gilbert Probst y Gilbert Hernandez III; así como muchos parientes en Nueva York. Un funeral se llevará a cabo en Loyless Funeral Homes el 4 de septiembre de 2019 a las 11:00 a.m. La familia recibirá visitas una hora antes del servicio. El sepelio tendrá lugar en el cementerio Garden of Memories el mismo día a la 1:00 p.m. En lugar de flores, la familia solicita que se hagan donaciones al Hospital de Niños de St. Jude en Tampa, Florida, en memoria de Gilberto.